Esta disciplina estudia los diferentes mecanismos que el cerebro humano activa para procesar, producir y comprender el lenguaje, ya sea hablado, escrito o con signos establecidos a partir de su experiencia o de su propia programación.
Áreas y partes del cerebro humano
Es difícil o, peor aún, imposible saber con certeza cómo es el funcionamiento del cerebro cuando se procesa el lenguage ya que somos los humanos los únicos seres vivos con esta capacidad. Así, para compensar este desbalance se adecuaron algunas técnicas modernas de imagen cerebral que han contribuido considerablemente a un mayor entendimiento de la organización anatómica de las funciones del lenguaje. Tales técnicas incluyen PET y FMRI, que aportan imágenes de alta resolución espacial del uso de la energía en varias regiones del cerebro durante la realización de tareas de procesamiento del lenguaje (estas técnicas no posibilitan la alta resolución temporal de tareas cerebrales tales como la comprensión o producción de oraciones). También se emplean las técnicas electrofisiológicas EEG (Electroencefalografía) y EMG (Electromiografía), ellas proveen una resolución al nivel de milisegundos, aunque la naturaleza del mecanismo cerebral que genera las señales eléctricas en el cuero cabelludo todavía no es conocido, lo que su interpretación.
En el diario virtual elmundo.es del día 16 de octubre se publicó la siguiente nota a cerca de un estudio neurolingüístico en el cual se usó una nueva técnica neural. A continuación la nota:
Han pasado casi 150 años desde que el físico francés Pierre Paul Broca descubriese en 1865 el importante papel que desempeña en el habla una pequeña parte del cerebro llamada corteza frontal inferior izquierda (conocida hoy en día como área de Broca). Desde entonces apenas ha habido avances científicos en la comprensión del mecanismo neuronal responsable de esta capacidad. Pero los expertos creían que este área sólo podía desempeñar la función de la expresión hablada.
Una investigación publicada hoy en la revista 'Science' ha revelado que esa zona cerebral es capaz de computar las tres tareas fundamentales relacionadas con el lenguaje: la identificación de la palabra, la elección de la forma gramatical correcta y la organización de los sonidos para expresarla. Además, los investigadores de la Universidad de California-San Diego (UCSD) y de la Universidad de Harvard han determinado que el cerebro humano apenas necesita 600 milisegundos -poco más de medio segundo- para realizar todas esas funciones.
Dentro de la neurociencia, el lenguaje está mucho menos estudiado que las sensaciones, la memoria o el control motor. Las causas son muy sencillas: no existen modelos animales para investigar la expresión hablada -el ser humano es el único animal con tal capacidad- y, además, los métodos apropiados para experimentar con humanos no son suficientemente precisos como para registrar las complejas actividades neuronales que acontecen bajo el cráneo.
El equipo científico dirigido por el profesor de Departamento de Radiología de la UCSD Eric Halgren tuvo la inusual ocasión de registrar la actividad neuronal de tres pacientes de epilepsia durante el proceso de preparación para la cirugía. Este procedimiento implica la colocación de electrodos dentro de diferentes zonas cerebrales, incluida el área de Broca.
Un curioso examen de lengua
Tras ello los investigadores pidieron a los pacientes que realizasen tareas como repetir palabras, cambiarlas de género y de número o conjugar tiempos verbales. Se trata de la primera vez que se usa esta técnica intracraneal para estudiar cómo el cerebro produce las palabras.
Los científicos identificaron patrones de actividad neuronal indicando procesos cerebrales léxicos, gramáticos y fonéticos alrededor de 200, 320 y 450 milisegundos respectivamente después de que se mostrase la palabra al paciente.
Según los autores, estos tiempos se registraron en todos los pacientes y permiten establecer el tiempo de comprensión, elección y vocalización en seis décimas de segundo. «Estos resultados sugieren que el área de Broca computa diferentes pasos con una coreografía perfectamente ajustada a un ritmo muy rápido, una danza que puede ser simplemente indetectable para los niveles de resolución de otros métodos usados con anterioridad», asegura Eric Halgren.
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